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Garaje Catedral, Barcelona

En colaboración con J. Anglada

La primera obra reseñable de las que ha proyectado Josep Ribas González –en este caso, con la colaboración de J. Anglada–, es el que, por su proximidad a la catedral gótica de Barcelona, fue conocido como Garaje Catedral. Éste es uno de los edificios que mejor representa las inquietudes innovadoras de la arquitectura barcelonesa de los años cincuenta del siglo xx, ya que no sólo renunciaba a los referentes clasicizantes que dominaban en aquella época, sino que también asimilaba el lenguaje de la arquitectura europea contemporánea.

La estructura del inmueble, de tres niveles, realizada con hormigón armado, permitía plantas diáfanas y un gran aprovechamiento del espacio, tanto para ubicar en él el máximo número de plazas de aparcamiento como para facilitar las maniobras de los vehículos. Los forjados de las plantas primera y segunda se apoyaban en ocho jácenas transversales. Cada una de estas jácenas estaba soportada por dos grandes pilares laterales. La planta superior resultaba totalmente exenta, gracias a los arcos prefabricados, que le otorgaban todavía más amplitud.

En cuanto a la fachada, hay que distinguir su equilibrada austeridad. El cerramiento se solucionaba en la planta baja con ladrillo en la parte inferior y grandes vidrieras en la parte superior. En las plantas primera y segunda, con una combinatoria mondrianesca que alternaba unos paneles de ladrillo estucados con unas vidrieras modulares, de acuerdo con el ritmo de los pilares. Y en la cubierta y en su frontal, con placas de fibrocemento ondulado.

Una de las cualidades de este edificio, hoy desaparecido, era la sensación de holgura interior y la luminosidad, procedentes de los ventanales, resultado de un claro planteamiento funcionalista y de la cuidada aplicación del color: blanco para los techos; gris azulado para las estructuras; amarillo para el fibrocemento y los paneles estucados; gris claro para los armazones de hormigón armado, y negro para la carpintería metálica.

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